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La victoria en la última etapa de la Clásica del Carmen de Viboral ante su gente, amigos y vecinos, por la vía del parque que ha sido su refugio de infancia y adolescencia, abrieron las puertas del desahogo para Alejandro Osorio, el talentoso ciclista que recaló en las filas del EPM Scott después de un fugaz y tormentoso paso por la nómina del Baharain Victorius. Su festejó con el dedo índice en la boca fue la manera de acallar las críticas, los rumores y los dichos que estuvieron a punto de ponerle punto final a su vida como corredor, en medio de la angustia que produjo episodios de profunda depresión.
“Estuve a muy poco del retiro por cosas mentales del daño que tuve cuando me vine de Europa, pero ya estas cosas me van ayudando a salir adelante y a recuperar el Alejandro que siempre he sido”, confesó Osorio, despedido a principio de temporada por la escuadra europea por causas que aún no son claras y que aún aguardan por una resolución jurídica.
“La gente es muy dañina con la lengua, y cuando no hay algo claro como lo que pasó con el Baharain, que no fue algo claro y que dijeran por qué pasó. Si hubiera sido así, hubiera sido más normal. Con lo que dijo el equipo la gente empezó a hablar mal de mí cosas que en realidad no eran ciertas y yo entré en un hueco mental, estuve a punto de retirarme y me di cuenta que en esos momentos la gente que está es la familia y mi novia”, cuenta Alejandro, ciclista de gran trayectoria en el país que también supo deslumbrar al Viejo Continente con su brillante presentación en el Giro de Italia Sub-23, carrera que se esfumó por una desafortunada caída el último día de competencia.
“Estuve en un hueco mental del cual era muy difícil salir. Todavía estoy un poco ahí, pero cuando llegué (de Europa) era demasiado. Ha sido difícil volver a ser una persona feliz, ver felicidad en las pequeñas cosas. Yo veo lo que era en el pasado y lo que soy en estos meses y yo mismo he querido cambiar. Estoy yendo al sicólogo por lo que pasó. Poco a poco voy saliendo”, dijo Alejandro, que aconsejado por su entorno abrió un proceso jurídico en contra del equipo para enmendar lo que considera un despido injusto y sin razones de peso.
“Ellos me mandaron un papel para que firmara, decían que me pagaban un mes y que se abstenían de todo lo que pudiera pasar conmigo. Yo en este momento los tengo demandados con una firma de abogados de Miami y de Suiza. Por lo que está en la carta mis abogados dicen que no es legal”, asegura el antioqueño, que mientras resuelve su situación ha vuelto a tomar un nuevo aire como deportista con la ilusión de tener una segunda oportunidad en Europa.
“El ciclismo siempre ha sido el núcleo de mi felicidad, esa felicidad que me dañó el Baharain, pero que voy encontrando de otra manera, poco a poco. Ya en carrera me voy encontrando con el Alejandro del pasado. Quiero volver a un equipo como cuando estaba en el Nippo Vini Fantino o el Caja Rural, que me hablaban y era más feliz. Yo hacía números en Europa, en el Tour de los Alpes era tercero o quinto con los mejores antes del Giro de Italia. Tal vez no sea un corredor de general de grandes vueltas, pero sí soy un corredor que si llega con 20 puede ganar porque soy explosivo y completo. Ojalá un equipo me vuelva a dar la oportunidad para demostrar la clase de corredor que soy”, afirma el ‘Pony’ que afrontará lo que viene del calendario nacional con el objetivo de tener una buena figuración en el Clásico RCN.