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Muchas son las razones o circunstancias que llevan al ciclista a alejarse de la actividad competitiva. No hay un patrón que las defina, pero muchos optan por nuevos rumbos debido situaciones económicas, edad, ciclos cumplidos, hartazgo o salud. Para el bogotano Brayan Steven Ramírez hubo una mezcla de todo, pero especialmente, en el último tiempo, ha luchado por recuperarse de una arritmia que lo obligó a bajarse por un largo periodo.
“Este año estaba haciendo las cosas muy bien, y de hecho estaba empezando a sentirme mejor día tras día, pero de un momento a otro no sé qué me pasó”, cuenta el bogotano, que experimentó diversos síntomas como escalofrío, fatiga, vómito, palpitaciones fuera de ritmo. No entendía el porqué pero la reacción fue inmediata. “Me hicieron el procedimiento de ablación cardíaca. El médico me hizo algunas recomendaciones y me mandó un examen que nunca se pudo tomar porque requería de un estudio de un año para que me lo hicieran. El hecho es que seguí las recomendaciones y tratando de esperar el bendito examen dejé el ciclismo a un lado. Fue muy triste porque estaba haciendo las cosas bien y nada se me daba”, recuerda.
El lamento duró poco. El bogotano encontró la manera de hacer de la crisis una catarsis para impulsarse de nuevo. “Uno ama esto. El ciclismo se aferra a tus huesos y no sale nunca, es como un virus, pero un virus que te hace vivir”, resume Brayan, un talento incomprendido que mereció más en su momento de esplendor. Pocos como él cumplieron con los más altos estándares de formación, proyección y calidad competitiva. Su trayectoria en las categorías de base y el ciclo sub-23 fueron impecables, pero el destino en el deporte es incierto. El tiempo pasó y las oportunidades jamás volvieron a ser las mismas. El rumbo cambió por completo. Se convirtió en padre, montó un negocio de víveres, intentó restablecerse en el ciclismo colombiano pero su ciclo en EPM terminó.
“Pasaron algunas cosas en el negocio y en la vida, por lo cual pensamos que lo mejor era irnos para Estados Unidos y empezar allí una nueva vida. Llevaba dos meses sin montar, pensaba en el retiro, pero llevé mi bicicleta. Comencé a trabajar bajo temperaturas extremas en el invierno y siempre que miraba mi bici pensaba cuando volvería subirme, hasta que compré un simulador”, recuerda Ramírez, que en medio de sus quehaceres cotidianos sufrió un accidente que le fisuró el calcaneo. “Duré un mes y medio en muletas”. Un obstáculo que, pese a sumarle un nuevo infortunio a su vida, fue la señal definitiva para reencontrar el amor que estuvo a punto de dejar.
“No podía caminar, pero sí pedalear. Dios me dio una nueva oportunidad”. Una ayuda divina para un ser devoto que ha cultivado la mentalidad del campeón que supo ser. No todos son campeones olímpicos, ni medallistas de ciclo olímpico ni mucho menos han estado al borde ganarse un campeonato del mundo. Brayan, sí. Y es esa fe, la condición natural y una familia que nunca le ha soltado la mano, las razones fundamentales para seguir creyendo que su ciclo merece un final acorde a todo lo cosechado. “El solo hecho de pedalear era una ganancia para mi vida. Nunca había disfrutado tanto el ciclismo como ahora”, relata el bogotano, que lejos de casa encontró nuevos motivos, amigos y conocidos que le tendieron la mano. Primero en Miami con un equipo amateur, luego a través de Álvaro Duarte, hermano de Fabio, que en medio de una conversación informal por Instagram sirvió como puente para que el IGPSport Pardus le abriera las puertas.
“Le dije por molestar que si me llevaba a China, me preguntó si era en serio y yo le dije que que sí, que de una. Habló con el jefe del equipo y dijeron que sí”. Una historia simple para tantos sucesos complejos. Una paradoja. Pero es la vida, tan incierta y llena de sorpresas. El fichaje con el equipo chino lo trajo de vuelta a su país, otra ganancia -“espero no volverme a ir” -, otra bocanada de aire fresco y aunque esté lejos, del otro lado del mundo en Sozhou, un paraíso conocido como la Venecia del este Asiático, se siente cerca de los suyos y revitalizado porque el ciclismo, finalmente, vuelve a ser parte de su agenda.