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La mayor parte de las historias del ciclismo colombiano tienen un hilo conductor: un soñador que impulsa los sueños de otros. Daniel Domínguez, un joven sin pasado glorioso ni legado de aristocracia competitiva, logró edificar un proyecto que tuvo como base dos valores esenciales: solidaridad e ilusión. El primero lo desarrolló por su academia y la necesidad de buscar historias siendo estudiante de periodismo. El segundo lo encontró en un jovencito nacido en la entraña del 20 de julio al sur de la capital, Brandon Vega, hijo de Ximena, amiga y compañera laboral de su madre.
“Durante gran parte de mi infancia ellas trabajaron juntas. Brandon tenía dos años, yo siete… hace unos años, en 2017, volvieron a ser compañeras de trabajo, yo estaba estudiando periodismo en ese momento, iba en segundo semestre y un día me quedé sin una fuente para realizar una entrevista. Y Ximena, siempre nos hablaba de su hijo, que era el mejor, que siempre ganaba y entonces decidí hacerle la nota a él”, le cuenta Daniel a ADN Cycling, explicando el origen de Ciclismo Capital, un proyecto que empezó como una Fundación para apoyar a niños de escasos recursos, y que hoy, después de varios años, ha logrado convertirse en una referencia para para los talentos de la capital de la República.
Como todo proyecto naciente hubo dudas, incertidumbre y obstáculos que suelen ser provocados por aquellos que no sueñan pero que a toda costa buscan acabar con el soñador. Pese a ello, Daniel siguió adelante apoyado en el fervor y el talento de Brandon, a quien vio ganar por primera vez en un circuito de Duitama venciendo a Andrés Mancipe, y en donde fue premiado por Nairo Quintana. “Tuve la oportunidad de hacerle una pequeña nota a Nairo, y de eso, a lo que yo venía acostumbrado en el fútbol, fue un cambio del cielo a la tierra, estaba hablando con el más grande de todos”, recuerda el bogotano.
Desde ese instante la perspectiva cambió por completo, sintió un mundo cercano, sin tantas barreras, con ídolos que caminan por el pueblo y comparten sin olvidar su origen. El ciclismo tiene el poder de atrapar adeptos a su burbuja y Daniel no pudo escapar a ello. La necesidad de ayudar a cultivar campeones de la nada fue más fuerte que el sostenimiento económico que conlleva ayudar sin esperar algo a cambio.
“Brandon logró entrar a la Fundación Esteban Chaves, pero le quedaba muy difícil ir hasta Siberia viviendo en el 20 de julio. Ante esta dificultad dije ¿Cómo es posible que el mejor no tenga un equipo? Entonces, no sé por qué razón le dije que yo le iba a armarlo. Me metí en eso, creé la Fundación y el trajo a sus amigos”, cuenta el bogotano, que sin saber lo que vendría acogió talentos de gran proyección. A parte de Brandon llegaron César Guavita, Brayan Vargas, Johan Porras y Santiago Garzón.
Con todos hubo un proceso armónico y ganador. Lo más relevante es que en medio de la necesidad y las dificultades propias de encontrar una estabilidad económica, todos lograron cumplir el sueño de ser ciclistas profesionales. “Mi sueño era que todos fueran profesionales, había gente que me decía que con suerte uno de ellos llegaría a serlo, pero yo siempre creí que todos lo lograrían. Y así fue”, cuenta con orgullo el mánager del equipo capitalino que esta temporada dio el salto y extendió su generosidad a la categoría femenina con el apoyo de Mateo Ibarra.
“El tenía la meta de tener un equipo femenino y lo sacamos. Tuvimos un año excelente, las niñas me recordaron ese fuego y esa pasión que sentía cuando empecé con Brandon y todos los muchachos. Ellos tenían ese fuego sagrado de querer ser mejores y superarse, y eso también lo vi en las niñas”, afirma Daniel, que ha encontrado un nuevo rumbo para encaminar su proyecto en la temporada 2023.
Confevid (Confederación Nacional del Gremio de la Vigilancia Privada) incrementará su presupuesto lo que permitirá que el equipo cuente con mejores recursos para ampliar su calendario competitivo. “Es una marca que siempre nos ha apoyado y para el 2023 han decidido dar un paso al frente. Mateo y yo estábamos poniendo mucho de nuestro dinero, que no nos pesa en absoluto, pero si era preocupante de cara al futuro”, relata Daniel, que también ha logrado concretar el apoyo estructural del otrora Evolucion Fem.
“Con el equipo femenino tengo la ilusión de que ojalá, pronto, pueda darles un salario. Estamos haciendo el proceso, estamos apoyándolas y vamos a ir a más carreras, pero no nos sobra el dinero. Ojalá que para el 2024 podamos tener una estructura y una solvencia que nos permita apoyarlas con un salario”.