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Rigoberto Urán cerró el ciclo y ya entró en el selecto grupo de ciclistas que han logrado al menos una victoria de etapa en las tres Grandes Vueltas. Sus dos primeros parciales los obtuvo en el Giro de Italia (2013 y 2014, en ambos fue podio); luego vino el triunfo en el Tour de Francia (2017 con subtítulo general), y ahora el festejo en La Vuelta, tan esquiva como difícil para el antioqueño, que finalmente, como si de pagar una penitencia se tratara, ganó con el último aliento en el Monasterio Tentudía.
“Siempre tenemos que creer, luchar… a veces vemos los resultados muy lejos, difíciles de llegar (alcanzar ndr), pero lo importante es levantarse cada día con buena actitud, con felicidad e intentarlo, nunca perder esa ilusión”, reflexionó en la entrevista oficial en antioqueño de 35 años, líder en todos los aspectos, un ciclista que ha sabido mantenerse en la élite con el desparpajo de su personalidad y el profesionalismo de los grandes talentos.
“Si viene el resultado, bien, felices, lo logramos… si no viene, lo intentamos. Es algo que yo he venido aplicando en mi vida, en mi familia, en mi negocio, siempre”, afirmó el paisa nacido en Urrao, suroeste antioqueño, la cuna de donde salió para conquistar los mejores escenarios del ciclismo europeo.
Con su victoria, Urán ascendió al Top-10 de la general (9no), que sigue comandando con comodidad el belga Remco Evenepoel, y que muestra a Miguel Ángel López en el quinto lugar a 5:33 minutos.