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El Valle ha empezado un nuevo camino a nivel dirigencial. La llegada de un símbolo como Jarlinson Pantano ha abierto una puerta a nuevos horizontes en distintas áreas: acercamiento de la empresa privada, manejo digital y nuevas metodologías en el ámbito del entrenamiento. Pantano, conocedor de la entraña del ciclismo de su departamento, acudió no solo a su instinto de deportista, sino a la consulta del mérito y la preparación para empezar un nuevo proceso. Y de ahí surgió el nombre de Valentina Gómez, velocista de amplia trayectoria que hace un par de años decidió abrirse campo en la academia para formarse como entrenadora.
“Todo empezó porque a principio de año recibo una llamada de Jarlinson Pantano, me contó la posibilidad que tenía de ser presidente de la Liga, y que me quería tener dentro de su equipo de trabajo. Me sorprendió gratamente, porque uno no se imagina que el trabajo de uno puede tener tanto impacto”, cuenta la vallecaucana, graduada de la Escuela Nacional del Deporte como Especialista en Ciencias y Metodología del Entrenamiento Deportivo.
En sus épocas de velocista, Valentina tuvo momentos de esplendor y otros en los que simplemente se agobiaba. Pero en medio de esa dualidad y tantos pensamientos cruzados, siempre tuvo claro que la vida del deportista tiene una durabilidad escasa. “Yo pensaba que el ciclismo no me iba a durar toda la vida, y así fue. Tenía las capacidades físicas, pero me limitaba mucho mentalmente”, recuerda más no lo lamenta. Fue la introspección en su pasado el punto vital para entender que en su formación como entrenadora necesitaba transmitir, más allá de cualquier técnica o plan de preparación, confianza, amor, paciencia. En pocas palabras: hacer de su gestión algo muy humano.
“Siempre he querido proyectar seguridad y confianza, porque muchas veces cuando uno es deportista eso se pierde, pero cuando uno tiene alguien que confíe en uno eso es todo. Y muchas veces ese es el entrenador”,asegura Valentina con la convicción que en sus días como deportista dejaba escapar por temores propios, pensamientos que la invadían y la bloqueaban. “Para nadie es un secreto que el deporte de alto rendimiento no es salud y uno mentalmente muchas veces no está de la mejor manera. Entonces, simplemente decidí hacerme a un lado y hacer las cosas desde el lado que ahora puedo hacerlo, y lo estoy disfrutando”.
Empezó a trabajar su potencial como entrenadora hace exactamente cinco años. En 2019 formó parte de proyectos de BMX y la escuela de formación del Valle apoyando el trabajo de los entrenadores encargados. Siempre estuvo ahí, atenta, observadora y dispuesta para aportar desde el lugar que le correspondiera. “Estuve en muchos procesos y aprendí de muchas personas. Ser receptivo es lo que ayuda a crecer”, dice la vallecaucana, que no solo ha estado inmersa en el mundo del velódromo, también ha aprendido en la ruta dirigiendo en eventos del ciclo formativo como el Tour Femenino y la Vuelta del Futuro.
“Como vallecaucana me ha dolido mucho ver caer a mi departamento (a nivel deportivo), amo demasiado esta camiseta y creo que en lo que más hay que trabajar es en la parte formativa, en el relevo generacional que tal vez hoy no tenemos”, admite con sinceridad.
Ahora su misión será poner en práctica lo aprendido en la academia y en los procesos anteriores para darle un nuevo rumbo y cambiarle la cara al ciclismo del Valle. “El cambio no se va a ver de la noche a la mañana, es un proceso que puede tomar un tiempo, pero hay que trabajar por ello y darle la confianza a nuestros deportistas”, asegura Valentina, que ya formalizó su vinculación en la Liga como nueva entrenadora.
“En algún momento fue un sueño que tuve pero pensaba que no iba a pasar. Simplemente me dedicaba a hacer mi trabajo de la mejor manera. Realmente la vida te prepara para el momento indicado”.