Kevin Quintero es el nuevo monarca mundial del Keirin. Glasgow, la tierra de la consagración

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La culminación de un proceso. El comienzo de un nuevo camino. De sparring en 2017 a campeón del mundo en 2023. Es así. Seis años veloces de un ciclo que empezó en Cali, terminó de pulirse en Medellín y se consagró en Escocia. No hay mejor reseña para @kevinsquintero_, el velocista que en casa del Sir, Chris Hoy, conquistó un arcoíris contextualizado en su capacidad para crecer, despuntar y asumir el mando en medio de la camada de velocistas más nutrida y talentosa de la última década.

En su Valle natal, en tiempos de brillo de Fabián Puerta – un año antes de su consagración en Apeldoorn -, Kevin llegó al velódromo para sumar experiencia entrenando con la delegación de la Copa Mundo. Jhon Jaime González lo invitó sin chance de incluirlo en la nómina. Fue un acercamiento vital para alimentar un sueño que como en todo comienzo se veía lejano, y mucho más, cuando debía esperar por una oportunidad junto a talentos de calidad, proceso y experiencia. Puerta era el líder indiscutido, la referencia, el espejo en el que quería verse.

Sentando en las gradas y sintiendo el fervor de una afición entregada a las exhibiciones del antioqueño, Quintero miraba el horizonte con el deseo de ser, en algún momento, el dueño de la escena. Poco a poco lo fue logrando. El primer paso fue empezar una nueva vida en Antioquia. Nunca dejó de representar a su departamento, pero tenía claro que solo estando cerca del ambiente con los mejores del país podría notar su evolución.

Puerta obtuvo el primer título mundial en el Keirin en 2018. Vino la sanción y con ella el cambio de mando. Kevin tomó la posta. Heredó el liderazgo en una especialidad cada vez más metódica y llena de detalles. Su talento le alcanzó para posicionarse entre los mejores de las Copas, pero el arcoíris le era esquivo.

Llegó el día, y nada mejor que destronando a los monarcas Lavreysen y Hoogland, las bestias indomables. Era último en la final, parecía que todo se alejaba, pero pasó con un sprint furioso, limpio y determinante. Levantó el puño y se adueñó de la escena, sin golpe de riñón, sin ‘fotofinish’, sin drama. Con la autoridad que solo logran los grandes. El Olimpo le da la bienvenida a Sir Kevin Quintero.

Foto: UCI

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